Ventana Abierta a la Familia: Plataforma de Comunicación del Sistema Público Sanitario y de Bienestar Social de Andalucía

Prevención de la Obesidad Infantil

       La dieta mediterránea es aquella que, durante siglos, han seguido los  pobladores de los países bañados por el mar Mediterráneo y Portugal y que ha llegado hasta nuestros días unida a un conjunto de tradiciones culturales que marcan un estilo saludable de vida.

 

       El interés por ladieta mediterránea ha ido en aumento desde que por los años 60 se descubrió que las poblaciones que viven en estos países tienen menor incidencia de enfermedades crónicas (especialmente enfermedades cardio-vasculares) y una mayor esperanza de vida. Desde entonces se han realizado diversos estudios científicos que han puesto de manifiesto que la dieta mediterránea contribuye a disminuir el riesgo de padecer patologías crónicas como enfermedades del corazón, cáncer, obesidad y diabetes.

 

       Una de las características esenciales de la dieta mediterránea es el consumo abundante de productos de origen vegetal (cereales y derivados como pan, pasta y arroz, legumbres, frutas, verduras y hortalizas y frutos secos) frente a los de origen animal, de entre los que resalta el consumo de pescado. Estos alimentos se condimentan habitualmente con aceite de oliva y se acompañan de un consumo moderado de vino con la comida.

 

La grasa de la dieta mediterránea

       En los estudios señalados anteriormente se ha observado que la dieta mediterránea puede proporcionar un contenido en grasa semejante al de la dieta de los países del norte de Europa y América, pero su naturaleza es tan distinta que le hace ser beneficiosa para la salud. La grasa de la dieta mediterránea procede fundamentalmente del consumo de aceite de oliva y de su producto original: las aceitunas, cuya grasa es monoinsaturada (principalmente ácido oleico), así como de los pescados azules con un gran contenido en ácidos grasos poliinsaturados de tipo omega-3. La mayor proporción de estos ácidos grasos en la dieta mediterránea parece ser un factor importante en la prevención de las enfermedades cardiovasculares.

 

Los vegetales, ricos en compuestos beneficiosos

       Sin embargo, el alto beneficio que tiene para la salud la dieta mediterránea ha llevado a los científicos a la conclusión de que existen otros muchos compuestos, de naturaleza química muy diversa, que pueden ejercer una actividad importante en la prevención de las enfermedades crónicas. La mayoría de estas sustancias están presentes en los alimentos de origen vegetal típicos de la dieta mediterránea, y entre las más estudiadas se encuentran la fibra y una gran diversidad de compuestos de carácter antioxidante como, por ejemplo, los carotenoides, la vitamina C (ácido ascórbico), la vitamina E (tocoferoles), compuestos fenólicos, los antocianos, etc.

La fibra

       La fibra, presente en las frutas y hortalizas en mayor cantidad que en los cereales y sus derivados, es un conjunto de compuestos cuya característica común es la de no ser absorbidos por nuestro organismo. De esta forma se favorece la formación del bolo fecal y la eliminación de diversas sustancias, algunas de las cuales en contacto con la pared del intestino podría favorecer la aparición de tumores, mientras que otras como las sales y ácidos biliares al ser eliminadas disminuyen los niveles de colesterol sanguíneo.

       Las manzanas, alcachofas y espárragos son algunos de los alimentos que se utilizan como materia prima en la industria para la obtención de productos concentrados en fibra. Aunque parte de la fibra de los espárragos se elimina durante el pelado, este alimento sigue siendo rico en fibra. Además los espárragos, y especialmente sus puntas, si se consumen en cantidades suficientes, contribuyen sustancialmente al aporte de minerales a la dieta, con la excepción del sodio presente en baja cantidad en el producto fresco -lo cual puede ser muy adecuado para personas hipertensas-. Aporta también sustancias de tipo oligosacáridos que pueden actuar como prebióticos, es decir como favorecedores de una flora intestinal rica en bifidobacterias y lactobacilos, beneficiosas para la salud.

Sustancias antioxidantes

       Los carotenoides son las sustancias que proporcionan colores amarillo-naranja-rojo a los vegetales. En diversos estudios epidemiológicos se ha podido observar que personas con un alto contenido en sangre de carotenoides, presentan menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer (pulmón, próstata y mama), y cataratas o enfermedades degenerativas de los ojos. Esto ocurre siempre que el aporte de los carotenoides proceda del consumo de alimentos vegetales (no de suplementos dietéticos).

       La principal fuente es el tomate, al que proporciona su color rojo, y sus derivados. Además se ha podido observar que los procesos tecnológicos y culinarios a los que se somete este producto a la hora de elaborar zumos de tomate, tomate triturado y salsas de tomate aumentan su biodisponibilidad. El tomate y sus derivados son también una buena fuente de folatos, vitamina C y potasio y contiene otros compuestos beneficiosos para la salud como vitamina E, flavonoides, fitoesteroles y vitaminas hidrosolubles.

El ácido fólico y los folatos

       En los últimos años se ha comprobado que la deficiencia en ácido fólico y folatos es un factor de riesgo en las enfermedades cardiovasculares. Se sabe, además, que el riesgo de padecer espina bífida está claramente relacionado con un nivel bajo de folatos en la mujer antes y durante el embarazo.

       Las legumbres, verduras y algunas frutas como los aguacates, naranjas y fresas son algunos de los alimentos ricos en estos compuestos. Las fresas contienen también diversas sustancias de carácter antioxidante como vitamina C, antocianos y compuestos fenólicos que, como ya se ha señalado, pueden disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y cáncer.

       Sin embargo, hay que tener en cuenta que la dieta mediterránea es una filosofía de vida que combina una alimentación muy variada, elaborada con recetas y modos de cocinar transmitidos de generación en generación desde hace siglos, con el estilo de vida típico del Mediterráneo del que forma parte la actividad física regular, así como momentos de descanso adecuado. Por esta razón se puede decir que no existe una única dieta mediterránea sino que la dieta mediterránea es tan diversa como las tradiciones gastronómicas y culturales de las distintas regiones del área mediterránea.

 

  

 

RECOMENDACIONES PARA UNA ALIMENTACIÓN SANA:

1. No forzar a comer. Permitir  y fomentar la autorregulación de la alimentación.

 

2- Alimentación saludable:

-          Rica en fibra vegetal: frutas y verduras frescas

-          Equilibrada en proteínas: legumbres, lácteos (500 cc al día de leche de vaca, o menos con derivados lácteos), carnes, pescado (predominio de pescado sobre la carne), huevo (2 en semana). A partir de los dos años se puede usar leche semidesnatada.

-          Baja en grasas y azúcares: restringir zumos y bebidas dulces. Respecto a las grasas: Preferible la grasa vegetal (ácidos grasos monoinsaturados), por orden de preferencia se debería elegir aceite de oliva virgen o virgen extra seguido de los de girasol “alto oleico”, maíz, soja o girasol “normal”. Tomar pescados grasos y frutos secos (omega-3), así como semillas y granos enteros o sus aceites (omega-6). Reducir la grasa saturada de origen animal (nata, mantequilla, manteca, beicon, embutido, pates....). Evitar la grasa de coco y palma pues aunque son de origen vegetal tienen un 90 % y 50 % de ácidos grasos saturados respectivamente (se encuentran en bollería y chocolatinas y aparecen etiquetados como “aceites vegetales”). Evitar las grasas hidrogenadas, trans o aceites vegetales sin especificar en el etiquetado.

Respecto a los hidratos de carbono y azúcares: los cereales enteros (integrales), arroz, pasta, patatas y el pan elevan menos el azúcar en sangre (menos riesgo de diabetes) que los azúcares de rápida absorción (zumos envasados, bollería....). Además es recomendable ingerir hidratos de carbono mezclados con otros alimentos como grasas o vegetales.

-          Potenciar el agua con bebida habitual.

-       Limitar el uso de sal, y usar sal yodada.

-          Hacer 4-5 comidas al día. Insistir en la importancia del desayuno.

-          Evitar el picoteo entre horas (especialmente alimentos ricos en grasas y azúcares).

 

3.- Para una alimentación sana, se precisa de hábitos saludables como promover la actividad física habitual (juegos, actividades de la vida diaria como caminar, subir escaleras.... y deportes organizados), limitar el ocio sedentario y educar con el ejemplo de vida saludable en toda la familia (cambios sostenidos de patrones dietéticas y de actividad para toda la familia)

 

4.- Centro ABB:

http://www.centroabb.es/sobrepeso_infantil.html

 

5.- ¡Come sano y muévete: programa perseo, estrategia naos, ministerio de educación español

 

http://www.perseo.aesan.msc.es/es/familia/Familia.shtml

 

Decálogo Alimentación Recomendado por Sociedades Científicas Pediátricas

Dacalogo Alimentacion.pdf
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